Traductor : Catherine XERRI Autor : Emmanuel Azencot Creación : Fri Apr 3 17:30:27 CEST 2009 Actualización : Sat Jun 1 18:14:26 CEST 2019 |
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Cuando escuché por primera vez al autor de estas líneas y cuando me explicó sus teorías, confieso no haber entendido por completo lo que quería que yo comprendiera. Pero, al leerlas de nuevo, y después de tomarme el tiempo necesario para una reflexión, me parecieron... interesantes y aun más que interesantes... No soy matemática, ni mucho menos, sin embargo, algo me sorprendió de este razonamiento. Empieza por un hecho sobre el cual todos estamos sensibilizados : la mundialización y los problemas que plantea : contaminación, debilitación de los recursos del planeta y, en plazo más o menos breve, destrucción y desaparición de nuestra sociedad. Pero, el razonamiento seguido por el autor va más allá de estos términos y nos lleva hacia una reflexión más elaborada. Así, después de descubrir los excesos del siglo XX, llegamos a la conquista del espacio.
Sin embargo, concebir el viaje interestelar también significa vislumbrar y apostar a un porvenir a plazo muy largo, de aquí a trescientos años. Dicha concepción se opone a la concepción humana, la que tenemos nosotros de proyectarnos en el porvenir. En efecto, ¿quién se proyecta hacia más de cincuenta años? Así, Emmanuel no sólo nos interroga sobre nosotros mismos sino también sobre nuestras costumbres de pensamiento y de vida. ¿Llegaremos a concebir un porvenir lejano, a esforzarnos en nuestra vida presente para que, en este porvenir lejano, la civilización humana siga existiendo? No fue el caso de la civilización de la Isla de Pascua que desapareció totalmente del planeta. Debemos renovar nuestros valores y emprender una verdadera lucha contra nosostros. Este texto es pues mucho más visionario de lo que parece. Te invito a leerlo. Y ¡ojo! Unos extraterrestres te esperan a la vuelta de estas líneas...
Katrin
De lo insignificante, el ser humano, la Tierra y sus problemas, a lo infinitamente grande, las galaxias y el Universo, o cómo lo infinitamente grande puede "salvarnos" del derroche de las riquezas y de los conflictos a los que asistimos impotentes desde hace mucho tiempo. ésta es nuestra problemática.
Para entenderla, hay que dejar de lado las ideas admitidas y proyectarse en el futuro para tomar conciencia de nuestros límites y posibilidades. En estos campos, los resultados de la investigación y de las matemáticas nos dan unas respuestas tanto sobre nuestra situación como sobre el modo de asegurarnos un porvenir en tanto que especie.
Entre las opciones, los grandes retos son asimismo puntos de referencias que nos ayudan a proyectarnos en el porvenir. Un reto, en particular, nos permitiría escapar de los límites de nuestro mundo y, quizás, de nuestro propio fin, el viaje interestelar.
(introducción Katrin y Manu)
A principios del milenario, asistimos, por vez primera, a un fenómeno inédito que llamamos "la mundialización". Esta expresión entraña la nueva percepción que tenemos de nuestro medioambiente. Significa que está explorado, que está cerrado y limitado. Esta sensación de acabado se aceleró mucho estos últimos años, a medida que el transporte aéreo masivo se imponía y aparecía internet.
Lo limitado del mundo plantea el problema de la repartición de las riquezas disponibles que da la sensación de que enormes bloques, hasta ahora separados, van a competir para su repartición y de que el más fuerte se ganará la parte del león. Con más razón, es muy probable que nos sumerjamos en el defecto de la "Tragedia de los bienes comunes", lo que nos conducirá a un agotamiento rápido de éstas y eso mismo en detrimento de cada uno.
A través del efecto invernadero, cada uno puede sentir que el mundo es lo bastante pequeño como para que el hombre pueda cambiar el clima. Es también lo bastante grande como para que sea muy difícil controlar eficazmente las emisiones de los gases que empeoran la situación.
Sabe que cualquiera que sea el grupo humano, el individuo no tiene ningún interés en acabar con sus actividades contaminadoras. Si no está convencido, vende tu coche y utiliza los transportes públicos. Si llegas a hacer este sacrificio en el mundo real, tus amigos te tratarán de idiota e idealista. Tienes ahora una pequeña idea de la dificultad de dominar la emisión de los gases a efecto invernadero y sólo es uno de los numerosos problemas del medioambiente con los que tendremos que enfrenternos en un porvenir cercano.
Ref :
Tragedia de los bienes comunes, Wiki
"The
tragedy of the Commons", original by Garrett Hardin, 1968
Hace algunos años los arqueólogos acabaron por penetrar el misterio de la isla de Pascua. Lo que descubrieron es como para darnos escalofríos. Se trata sencillamente del destino de una colonia humana colocada en un lugar cerrado. Después de unos 600 años de ocupación de la isla, la degradación de las riquezas que consideramos como renovables fue tanta que dejaron de serlo acarreando un empobrecimiento gradual del biotopo que acabó por causar la brutal caída del sistema imperante, sin esperanza de poder reconstruir sobre sus cenizas ni lde dejar la isla porque habían talado todos los árboles.
Más recientemente, la instalación en la isla de Nueva Zelanda no es más tranquilizadora sobre la capacidad del ser humano a preservar sus riquezas cuando está en colectividad, lo que siempre ocurre. Muy temprano después de su instalación, los recién llegados descubrieron una especie de ave, el moa, que acumulaba todas las desventajas. Del tamaño de un avestruz, poco diestro, poco huraño, anidaba en el suelo. En el apogeo de la matanza, los hacinamientos de cadáveres muestran que sólo se consumían algunas partes del ave, las más sabrosas y tiernas, se abandonaba lo que sobraba en los esqueletos. Sin duda, los recién llegados habían desarrollado un arte culinario en cuanto a este animal y se habían acostumbrado a consumir sólo los mejores trozos. Obviamente, esta explotación no pudo seguir existiendo mucho tiempo. Después, llegaron la hambruna y la guerra. Lo que sin duda nos explica por qué los maoríes tienen una cultura tan belicosa.
Ref :
"Isla des Pacua", in wiki
"The Polynesian Settlement of New Zealand in Relation to Environmental and Biotic Changes", M. S. McGlone
En el contexto actual, estas experiencias acentúan el inquietante punto de vista que podemos tener sobre el fenómeno de la mundialización. La sensación de ocupar un mundo acabado está relacionada con el problema de la gestión de las riquezas que forzosamente también pueden agotarse.
Individualmente, la preocupación que podemos tener encuentra un límite en la confianza que tenemos en el colectivo para encontrar soluciones a este tipo de problemas. Son numerosos los que le dirán que la colectividad siempre encontrará una solución a los problemas que se plantean.
Pero, cuando examinamos la situación a nivel del planeta, nada es más falso. Las riquezas que puede proporcionar son limitadas y pueden desaparecer definitivamente, aunque se consideren como renovables. Quizás encontremos una solución a algunos problemas como la energía con la fusión nuclear, pero ¿podremos paliar la desaparición de las especies o la contaminación a gran escala?
Para algunos temas, el porvenir descansa en una carrera contra el reloj. Por un lado, el crecimiento de la población y de su nivel de vida, por otro, la desaparición de las riquezas que hace que el sistema funciona peor. Es de temer que se agote la humanidad y que al final la civilización tal como la conocemos se derrumbe.
Los descendientes que dejaremos en el planeta no podrán ya volver a empezar un nuevo ciclo de civilización antes de mucho tiempo porque de aquí en adelante habremos dilapidado todas las riquezas más aquesibles que permitirían construirla de nuevo.
Sin embargo cada uno tiene conciencia del inmenso potencial que encubre la unificación de la humanidad en una única comunidad y es desagradable pensar que, todos juntos, sólo somos capaces de un fin miserable por falta de no haber podido llevarnos bien.
Por desgracia, una vez más, sabemos que es sumamente difícil obtener la unidad. Nuestra experiencia propia de la política o del mundo laboral, nos dice que el acuerdo y la armonía son nociones que sólo existen en lo ideal. En la realidad, riñas, intereses personales y luchas de poder son la norma. Cuando las cosas se ponen serias, es decir cuando atañen a nuestro bienestar, la desconfianza y el egoísmo siempre son convenientes.
Son numerosos los que piensan que esta reacción no es propia del hombre por sí mismo sino que procede de la sociedad que genera este tipo de conflictos. Este debate ha sido alimentado últimamente por unos nuevos resultados que provienen de las matemáticas. Primero, el dilema del preso y luego la teoría de los juegos muestran que la desconfianza y la fullería son, por lo general, la mejor táctica.
Aún peor, el teorema de Arrow muestra que si no hay un dictador, no existe una solución sencilla para que un colectivo pueda decidir democráticamente de su suerte. Cuando examinamos la forma de las democracias más "evolucionadas" a la luz de este resultado, con sus presidentes, sus cámaras, sólo podemos constatar que la humanidad ha encontrado un desvío a este límite duro de la naturaleza, antes que contentarse con sumergirse en las esteriles luchas de poder.
Aunque no sea ideal la organización colectiva y aunque origine efectivamente las tensiones entre sus miembros, es sin embargo una solución funcional a un problema espinoso, desconocido en la época de su invención.
Ref :
El dilema del preso, Wiki
El teorema de Arrow, Wiki
Uno de los métodos que dio pruebas de su valor cuando se trata de unificar al colectivo es el de hacerle compartir una idea, una aspiración, un sueño, una escapatoria, una meta y un guía a quien podrá seguir y que obligará a cada uno de sus miembros a algunos sacrificios.
La experiencia de las religiones tiene, bajo este punto de vista, un interés capital. éstas logran reunir y constreñir a inmensas masas a partir de algunas ideas. La fuerza de estas ideas es considerable y permite la adhesión de inmensas multitudes.
Semejante objetivo debe antes de todo inscribirse en un proyecto de especie con tal de que el colectivo pueda adherir a dicho proyecto. A este nivel, debe entrar en el marco del desarrollo "natural" de la humanidad. Por otra parte, debe ser lo bastante lejano como para obligar al colectivo a que razone en términos de siglos más bien que en términos de décadas. En efecto, cuando evocamos el futuro, el horizonte raras veces sobrepasa los 50 años. A esta escala, son muy pocos los problemas medioambientales que pueden tomarse en consideración. Apenas si se ve la necesidad de educar a los jóvenes...
A mi parecer, lanzarse ahora mismo al estudio del viaje interestelar permitiría aumentar sensiblemente las probalidades de evitarles este destino tan miserable a nuestros hijos.
Sí, ¿por qué haber salido a descubrir el mundo por los océanos? ¿Por qué se esparcieron los hombres por el planeta entero? Porque ir siempre más lejos es nuestro destino. Muchas veces también es por las condiciones de vida degradadas, entre otras cosas, por la superpoblación o los conflictos. La curiosidad hacia lo más allá forma parte de nuestra psicología sencillamente porque siempre acabó por ser de algún provecho.
Cuando empezé a estudiar, me enseñaron que era imposible este viaje, sencillamente porque sería demasiado larga la duración del viaje. La estrella más próxima está a 4,22 años luz, lo que quiere decir la distancia que recorre la luz (300 000 km/s) en un poco más de 4 años. En comparación, el sol está a 500 segundos luz de la Tierra.
Para simplificar, las naves espaciales sólo tienen un modo de moverse en el espacio : tienen que expulsar materia en el sentido opuesto a la marcha. El problema reside en que esta materia proviene de la misma nave y hay que embarcarla integralmente en el momento de la salida. Se mejora el rendimiento aumentando la velocidad de expulsión, pero la obligación resulta ser lo bastante fuerte para que la velocidad máxima de la nave sea insuficiente para alcanzar el objetivo en un plazo razonable.
Todo esto se basa en el hecho de que el espacio está vacío y de que, por consiguiente, no podemos tomar muestras de materia. Pero no es verdad. El vacío galáctico está lejos de estar vacío y contiene por lo menos 3 partículas por cm3. De hecho, está lleno hasta tal punto de estas partículas que son una real preocupación para el viaje hacia Marte ya que constituyen una irradiación ionizante peligrosa para nuestras células. La mayoría de estas partícula están ionizadas, es decir que están cargardas en electricidad. Es posible, pues, atraerlas con un campo eléctrico, desviarlas y guiarlas con un campo magnético para al final usarlas para la propulsión.
Por cierto, la producción de campos lo bastante potentes durante un tiempo suficientemente largo para que el viaje sólo dure una decena de años para los viajeros aún no es posible.
Sin embargo
tienes que saber que la posibilidad de tomar materia en el medio
intersideral cambia radicalmente el balance energético del
viaje y lo hace teóricamente posible en un tiempo relativo
reducido (en tiempo terrestre sigue siendo superior a
1año/AL).
Ref:
Próxima del Centauro, Wiki
En el estado actual de nuestro conocimiento, el viaje interestelar acumula tales dificultades que sin duda no podrá realizarse antes de 300 años. Es tan difícil que casi no se estudia. Hay que saber que mandar a seres humanos a la luna es aún hoy en día toda una proeza. Hacia Marte, sólo está previsto, a lo mejor, para dentro de 30 años.
¿Qué interés entonces en estudiar este viaje aún más lejano? Sencillamente porque es lejano. Darse un objetivo de aquí a 300 años introduce en el colectivo la obligación de mantener a una sociedad que puede hacer un esfuerzo sostenido durante todo este periodo. A primera vista, parece esto muy anodino pero, si miramos bien, es muy estructurante.
Cuando escuchas el discurso político o el discurso de las empresas, las perspectivas nunca van más allá de los 50 años. Quiere decir que las elecciones que se toman sólo gestionan este periodo. En realidad, los políticos sólo consideran las más de las veces la próxima elección y las empresas sólo el próximo balance. Además, cuando las cosas se ponen feas, la coyuntura muy a menudo les presta auxilio y basta con que, como todo el mundo, hayan seguido juiciosamente al rebaño para encontrarse absueltos de todas las desvaciones.
Actualmente, el ritmo de explotación de las riquezas del planeta ya no es compatible con la salvaguarda de la civilización en este periodo. Si añades a eso que dentro de 20 años seremos 12 mil millones de seres humanos puedes imaginar que es muy probable que dentro de 300 años sólo seamos un puñado de salvajes errando por un planeta desertificado.
Al objetivo se une muy rápidamente la preocupación de la gestión duradera en relación con la explotación a corto plazo que encomian por supuesto los actores económicos, sencillamente porque la primera condición para alcanzarla es durar.
¿Has notado que, a partir del momento en que una primera experiencia tiene éxito, se la reproduce rápidamente aunque esté ausente la transmisión del conocimiento que proviene de la primera experiencia. Por ejemplo, para la bomba atómica, sin duda sólo hubo muy pocos traspasos de tecnología entre el primer equipo de Los álamos y el resto del mundo por motivos evidentes de ventaja militar. Sin embargo, numerosos países llegaron más o menos rápido al mismo resultado. Se debe a que al conocerse el interés del objetivo y su factibilidad, se tiene por sabido que unas investigaciones en este sentido sólo pueden conducir al resultado. La sencilla información de que la bomba atómica puede funcionar tiene suma importancia. A partir de esta información, el colectivo se crea un objetivo y se pone en marcha para lograrlo.
A la inversa, cuando no se sabe lo que hay que buscar, las cosas se ponen evidentemente mucho más difíciles ya que ¿cómo encontrar algo que no se conoce?
Lo cierto es que los que no saben a dónde ir están condenados sin remedio a errar.
En nuestra sociedad, la escala de valores se ha desplazado insidiosamente hacia el dinero ganado rápidamente, a menudo en detrimento de los demás, hacia seudoartistas cuyo único mérito es exhibir su propia decadencia o haber participado al casting de una gran productora. ¿Qué podemos esperar de gente a la que no paran de hablar del dinero fácil y de la gloria de un día?
A partir del momento en que un colectivo se da una meta que conseguir, se produce un cambio de la escala de valores que se orienta hacia la utilidad del individuo en la marcha hacia esta meta. Si tomamos el ejemplo, extremo, del campo de batallas, sin haber pisado nunca uno, estoy seguro de que la fortuna personal o las bambas a la última moda no son la escala de valores a través de la cual se juzgan los que participan a la matanza.
Mientras que vivimos bañados en la tecnología, muchos son los que aún dudan de la utilidad de las matemáticas y de la investigación científica en general. Fuera del objetivo a alcanzar propiamente dicho, los grandes proyectos generan casi siempre recaídas bastante inesperadas. Por ejemplo, los utilizadores de Internet no existirían si no se hubieran inventado el protocolo HTTP y el lenguaje HTML.
Lo fue por el CERN, el centro europeo de investigación nuclear, cerca de Ginebra. Encargado de estudiar la colisión de las partículas elementarias, este laboratorio concibe los mayores instrumentos de medidas jamás construidos por el hombre (12 000 toneladas para la cámara de colisión del LEP). Fue inventado el web para permitir la consultación de la vertiginosa cantidad de documentos necesarios para estos proyectos.
Todo lo que utilizas como objeto fue inventado un día en la indiferencia general cuando nadie lo necesitaba. La electricidad, la imprenta, el cero, el dinero, la rueda, la ropa, el fuego...
Ya conseguido el objetivo, desaparecerán las condiciones que lo hicieron necesario. En efecto, a este nivel, ya no se encontrará la humanidad en un mundo cerrado porque podrá de nuevo entregarse al saqueo y al fraude hasta hartarse en otros planetas hasta que estos mundos lleguen de nuevo a un límite...
Cada vez más se va imponiendo a la comunidad la evidencia de la existencia de una vida extraterrestre. Empieza esto por la sencilla constatación de que existimos. Si suponemos que nos importaron, está bien claro que no estamos solos. Si suponemos que la vida nació espontáneamente en el planeta, lo que es lo más probable, el estudio de las antiguas rocas muestra que apareció hace 3,5 mil millones de años. Como se da a la formación del planeta la fecha de 4 mil millones de años eso quiere decir que la vida tardó 500 millones de años en aparecer en unas condiciones que calificaremos de espantosas. En aquella época, la temperatura era sin duda de unos 70 grados y no había oxígeno en la atmósfera.
Podemos decir que las cosas no tardaron y que apenas se secó la pintura cuando aparecieron los primeros actores para el gran espectáculo. Si tenemos en cuenta el tamaño de la galaxia (100 millones de estreillas, para 100 000 años luz de diametro), el número de planetas en la misma situación que la Tierra es enorme y es difícil pensar que ninguno sea vivo. Entre ellos, existen sin duda especies inteligentes.
A partir de aquí, nuestra experiencia histórica en cuanto a choque de civilizaciones está muy clara, más vale ser el viajero que el visitado, y con mucho...
Emmanuel